Jesús obró su primer milagro en una boda, y su madre, María, le pidió que lo hiciera.
Este signo es maravilloso.
Jesús no comenzó su ministerio público con algún milagro
solemne en el Templo de Jerusalén.
Jesús vino a ayudar a las personas dondequiera que lo necesitaran.
Y una boda es un lugar de alegría, felicidad y esperanza.
A veces nuestra vida es como la boda de Caná: se queda sin vino, es decir, sin alegría, sin esperanza. La monotonía de nuestro día a día, los continuos problemas que surgen, las dificultades que debemos superar... poco a poco nos van minando por dentro hasta que un día nos damos cuenta de que estamos atrapados en la tristeza y la desesperanza. Y pensamos que Dios nos ha abandonado, tal vez Dios no existe.
En esos momentos es una gran idea pedir ayuda a la Virgen María.
Ella, como en la boda de Caná, sabe bien cuál es nuestro problema, y pide la
solución a su Hijo. Cuando rezamos de cerca con María, ella nunca nos falla.
A veces la solución no es inmediata, o no sale como esperábamos.
Pero lo cierto es que, tarde o temprano, de una forma u otra, gracias a su intercesión, recibimos respuesta a nuestra oración.
Los maestros espirituales nos dicen que los tiempos de crisis son oportunidades que Dios nos da para madurar interiormente y acercarnos a Él. No importa cuán doloroso sea, es importante nunca dejar de orar. Aunque a veces esto sea difícil, con la ayuda de nuestra Madre, la Virgen María, atravesaremos el momento difícil. Saldremos de la crisis más fuertes.
He estado rezando el rosario diariamente por más años de los que puedo recordar. Los animo a rezar el rosario todos los días... en tu carro, en el gimnasio, en una caminata... en cualquier lugar. Medita en los misterios gozosos, dolorosos, luminosos y gloriosos de la vida. ¡Jesús, María y la Iglesia están contigo a través de todo!
P. Mark Zacker
Administrador parroquial
Commenti