Hoy celebramos la Epifanía de Nuestro Señor. "Epifanía" viene de la palabra griega que significa "manifestar" o "dar a conocer". En otras palabras, hoy celebramos la primera manifestación o revelación de Jesús como Hijo de Dios. Nuestras lecturas bíblicas de hoy nos recuerdan las numerosas manifestaciones de Dios en nuestras vidas y cómo estamos llamados a compartir estas manifestaciones con los demás.
Cristo sigue manifestándose a nosotros hoy. Cada semana entramos en la casa de Dios. Al entrar en Su casa, estamos en Su presencia. ¿Es el encuentro con Cristo tu prioridad cada semana? Cuando te encuentras con Él, ¿le rindes homenaje y muestras reverencia sabiendo que Él es tu Rey? ¿Le ofreces tus dones - tu tiempo, talento y tesoro? Rezo para que en este nuevo año todos nos propongamos responder a la manifestación de Cristo en la Eucaristía con amor, reverencia y gratitud.
Y así como Cristo se manifiesta principalmente en la Eucaristía, también se manifiesta en los momentos cotidianos, como un hermoso amanecer, una buena conversación, un cónyuge misericordioso. Nos regala pequeñas manifestaciones a lo largo de nuestros días, y a menudo las pasamos por alto. Para reconocerle, tenemos que buscarle. Otra oración que te ofrezco para este nuevo año, es que seas cada vez más consciente de la presencia real de Jesús contigo.
No sólo recibimos a Jesús con gratitud, sino que también lo compartimos con los demás. San Pablo lo expresa en nuestra Segunda Lectura, "Por revelación se me dio a conocer este misterio... los paganos son coherederos de la misma herencia, miembros del mismo cuerpo". San Pablo está compartiendo con los paganos la Buena Noticia que le ha sido revelada. Otra oración que ofrezco para ti en el nuevo año es que compartas con otros lo que se te ha revelado. Invítales a que se unan a ti.
Mientras nos esforzamos por ser discípulos más fieles de Cristo en el nuevo año, preparemos nuestros corazones para recibir sus múltiples manifestaciones en nuestras vidas, tanto grandes como pequeñas, y seamos Cristo para los demás. En otras palabras, miremos cada momento con agradecimiento y compartamos lo que recibimos unos con otros. Dios nos regala innumerables pequeñas epifanías. Sólo tenemos que recibirlas con gratitud y compartirlas.
Padre Mark Zacker
Párroco
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