WALK WITH ONE! - Where do we start with inviting someone to take a step closer to Jesus? How might we invite them forward in their faith? Here's a simple four-stage process of accompaniment that focuses on a "heart-to-heart" approach:
Identify someone in a spirit of humility
Intercede for that person in communion with the Holy Spirit
Connect in Eucharistic friendship
Invite that person on a path most suitable for him or her.
Last week, we looked at Steps 1 and 2. This week, Steps 3 and 4:
STEP 3 - Connect in Eucharistic friendship:
Look for ways to accompany the person you have prayed for, to build a deeper relationship, and to practice the art of empathetic listening.
Eucharistic friendship builds upon the dynamic that Jesus revealed in his relationships with the disciples and, above all, at the Last Supper he takes bread, blesses it, breaks it, and gives it. It is important to take or receive what the other person has to share, to bless or lift it up in prayer, to let the Holy Spirit help break open an area for potential growth, and then to give of yourself in response. It is also important to recognize that this may not be a "one and done" conversation but is more likely to be a series of conversations and invitations, developing a real friendship with that person. Find an appropriate time to begin growing in your friendship, perhaps over coffee or lunch. Listen deeply for promptings from the Holy Spirit as you get to know your friend's joys and struggles. Share with them some of your own.
Listen respectfully when the conversation turns to spiritual matters, including their relationship with God and questions or concerns about the Church, and reserve judgment about their opinions. Some people might be ready to discuss the spiritual life after only a conversation or two, while for others it might take more time.
STEP 4 - Invite that person on a path most suitable for him or her:
Follow the promptings of the Holy Spirit to invite him or her to a concrete next step in fostering a personal relationship with Jesus and the Church.
It is important to remember that it may not be easy to invite a person to come to Mass, particularly someone who has been away for some time or someone who has had no religious formation. It may be better to begin with an invitation to a parish small group experience, a service opportunity, or a social event. For those who need healing or an experience of God's merciful love, an invitation to accompany them to the Sacrament of Reconciliation could be appropriate.
If you discern that inviting the person to Mass is the best next step, encourage them to come with you and your family or with a group of friends. Your invitation could be as simple as: "Our family/my friends and I always look forward to celebrating Sunday Mass. It is a source of strength and hope for us, and it reaffirms our trust in Jesus. My family/friends and I would love for you to come with us. We are going to the 11:30 am Mass at St. Francis of Assisi on Sunday, and you are welcome to come with us to Mass and to lunch afterwards. If you need a ride, let me know!"
If the person shuts down the conversation, do not take it personally. Maybe they are not yet ready. Follow up with a statement that keeps the door open. "I understand. Thank you for talking with me about this. If you ever want to talk about your faith, I am always here for you." No matter what the outcome is, keep persevering in your friendship and ask the Lord to continue to guide you. After every encounter, thank God for the conversations that you have been having and remember to keep this person in your prayers.
Fr. Mark Zacker
Pastor
CAMINA CON ALGUIEN ¿Por dónde empiezo invitando a alguien a dar un paso más cerca de Jesús? ¿Cómo podría invitar a esa persona a avanzar en su fe? He aquí un sencillo proceso de acompañamiento en cuatro etapas que se centra en un enfoque "de corazón a corazón":
Identifica a alguien con espiritu de humildad
Intercede por esa persona en comunión con el Espíritu Santo
Conecta en amistad eucarística
Invita a esa persona a seguir el camino más adecuado para ella
La semana pasada estudiamos los pasos 1 y 2. Esta semana, los pasos 3 y 4:
PASO 3 - Conéctate en la amistad eucarística:
Busca formas de acompañar a la persona por la que has rezado, de construir una relación más profunda y de practicar el arte de la escucha empática.
La amistad eucarística se basa en la dinámica que Jesús reveló en sus relaciones con los discípulos y, sobre todo, en la Última Cena: toma el pan, lo bendice, lo parte y lo da. Es importante tomar o recibir lo que la otra persona tiene que compartir, bendecirlo o elevarlo en oración, dejar que el Espíritu Santo ayude a abrir un área de crecimiento potencial, y luego dar de ti mismo en respuesta. También es importante reconocer que puede que no sea una conversación "de una vez por todas", sino más bien una serie de conversaciones e invitaciones, desarrollando una verdadera amistad con esa persona. Busca un momento adecuado para empezar a crecer en la amistad, quizá tomando un café o comiendo. Escucha profundamente los impulsos del Espíritu Santo mientras conoces las alegrías y las luchas de tu amigo/a. Comparte con tu amigo/a algunos de los tuyos.
Escucha respetuosamente cuando la conversación gire en torno a cuestiones espirituales, incluida su relación con Dios y sus preguntas o preocupaciones sobre la Iglesia, y evita juzgar sus opiniones. Algunas personas pueden estar preparadas para hablar de la vida espiritual tras sólo una o dos conversaciones, mientras que a otras les puede llevar más tiempo.
PASO 4 - Invita a esa persona al camino más adecuado para ella:
Sigue los impulsos del Espíritu Santo para invitarle a dar un siguiente paso concreto en el fomento de una relación personal con Jesús y la Iglesia.
Es importante recordar que puede no ser fácil invitar a una persona a venir a Misa, sobre todo a alguien que ha estado ausente durante algún tiempo o a alguien que no ha tenido formación religiosa. Puede ser mejor empezar con una invitación a una experiencia de grupo pequeño parroquial, una oportunidad de servicio o un acto social. Para los que necesitan sanación o una experiencia del amor misericordioso de Dios, podría ser apropiada una invitación a acompañarles al Sacramento de la Reconciliación.
Si disciernes que invitar a la persona a Misa es el mejor paso siguiente, anímala a venir contigo y tu familia o con un grupo de amigos. Tu invitación puede ser tan sencilla como "Nuestra familia/mis amigos y yo siempre esperamos con ilusión la celebración de la Misa dominical. Es una fuente de fuerza y esperanza para nosotros, y reafirma nuestra confianza en Jesús. A mi familia/amigos y a mí nos encantaría que vinieras con nosotros. El domingo iremos a la misa de la 1:30 pm en la parroquia de San Francisco de Asís, y te invitamos a que vengas con nosotros a misa y a comer después. Si necesitas que te lleve, dímelo".
Si la persona interrumpe la conversación, no te lo tomes como algo personal. Quizá todavía no esté preparada. Sigue con una declaración que mantenga la puerta abierta. "Comprendo. Gracias por hablar conmigo de esto. Si alguna vez quieres hablar de tu fe, siempre estoy aquí para ti". Sea cual sea el resultado, sigue perseverando en tu amistad y pide al Señor que te siga guiando. Después de cada encuentro, da gracias a Dios por las conversaciones que habían mantenido y acuérdate de mantener a esa persona en tus oraciones.
Padre Mark Zacker
Párroco
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