Juan Crisóstomo (347–407) fue un padre de la iglesia oriental y arzobispo de Constantinopla. Nació en la Antioquía de Siria y se llamó Juan; se le conocía como Chrysostomos ("boca de oro") debido a su excelente habilidad para hablar. Su madre, Anthusa, quedó viuda a los veinte años y se negó a volver a casarse para dedicarse a la educación de su hijo. John estudió la retórica y los clásicos griegos. Durante un tiempo, Juan Crisóstomo ejerció la abogacía, pero, después de su bautismo en 368, se convirtió en monje.
Después de la muerte de su madre, John Chrysostom practicó una vida severamente ascética. Durante este tiempo, pasó dos años viviendo en una cueva en una montaña cerca de Antioquía, donde se dedicó a memorizar toda la Biblia. Finalmente, la mala salud lo obligó a abandonar el estilo de vida ermitaño. Juan Crisóstomo fue ordenado en 386 y predicó algunos de sus mejores sermones en Antioquía.
Más de 600 de las homilías y sermones de John todavía existen hoy. La mayoría son exposiciones de las epístolas de Pablo, enfatizando la aplicación práctica de su significado a la gente de su época. Crisóstomo amaba a Pablo y lo llamaba "trompeta del cielo".
La predicación era para él una labor de amor. La reforma moral del pueblo era su principal objetivo: “Un solo hombre encendido de celo bastaba para reformar a todo un pueblo” (San Juan Crisóstomo, Sermón al pueblo de Antioquía, 5, 12). La fuente de su elocuencia fue la Sagrada Escritura y su conocimiento del pueblo a él encomendado. La fuente de su influencia sobre su rebaño no fue tanto su elocuencia como su amor por las almas.
Con afecto fraternal
Fr. Homero C
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